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Conciencia plena, ¿Mindfulness o piloto automático?

Hoy en día el ritmo natural del ser humano es pasarnos aproximadamente un 53% del tiempo con la cabeza en el pasado y en el futuro, solamente un 47% del tiempo en el presente. Si se da la casualidad de que tenemos más estrés o algún problema que nos ronda la cabeza, el porcentaje de tiempo que pasamos en el presente disminuye.

Constantemente estamos recordando cosas que nos pasaron, de las cuales ya no tenemos control y prediciendo cosas que nos pasarán. Nuestra vida se rige por una especie de piloto automático que desde que se despierta por la mañana lo primero que hace es marcarnos necesidades que en realidad no tenemos. Nos pasamos la vida esperando que nos pasen cosas, como encontrar pareja, un trabajo mejor, que nos atiendan rápido aunque realmente no tengamos prisa...vivimos con ansiedad, sin embargo, se ha demostrado que somos más felices cuando estamos presentes momento a momento.

Más de la mitad de los días que nos despertamos, lo primero que hacemos es ver el whatsapp. Mientras desayunamos, estamos pensando en lo siguiente que vamos a hacer, y cuando estamos de camino al trabajo, muchos días no nos damos cuenta de los lugares por los que hemos pasado o si al lado de tu trabajo han cambiado alguna fachada, vamos con ese piloto automático que nos cuesta desconectar.

Las personas que tienen perro normalmente comparten conmigo que sus perros desde que salen por la puerta están disfrutando de ese momento, si su cabeza hablara, en la mayor parte de los casos, estarían pensando, olor fuerte, viento, fresquito, hoja,...y parecen realmente felices. Si nosotros educamos más nuestra mente para pararnos varias veces en el día y echar el ancla al presente, seríamos más felices.

Hace poco viajé a Nepal, pude observar como la gente de los pueblos de montaña camina a la mitad de velocidad de lo que lo hace la gente en Madrid en un día normal, charlan tranquilamente, tienen paciencia para ser atendidos, todos sus gestos están ralentizados. Cuando pasábamos unas horas allí, se nos contagiaba ese ritmo y sólo eso ya es muy sanador para nuestra mente. En muchos pueblos de España podemos observar esto también.

Aunque las circunstancias sean de una forma determinada y no podamos evitarlas, podemos ser conscientes de que no siempre podemos ser felices, pero la mayor parte de las veces sí podemos estar en calma. Con pequeños cambios ganamos salud física y mental.

Con la respiración consciente, logramos conectar con el presente de nuevo, propongo hacer un ejercicio.

Antes de comenzar y finalizar una actividad, dedicar un minuto en la puerta de ese lugar a respirar y observar tranquilamente lo que tengo a mi al rededor mientras respiro profundamente, personas con las que me cruzo, si escucho pájaros, o que coches pasan por la calle... Si tengo que ir a hacer una gestión al banco, pararme en la puerta un minuto y respirar tranquilamente, hacer esto al comenzar la actividad y al terminar. Además de dedicar un minuto por la mañana antes de coger el móvil y hacer cualquier otra cosa, a darme cuenta lo a gusto que estoy en la cama unos segundos.

Sería ideal también hacerlo mientras me tomo el café, disfrutar de ese minuto simplemente saboreándolo, o mientras voy de camino al trabajo centrarme en lo que observo por el camino o el programa de radio que están poniendo, esto nos ayuda a relativizar. Si el pasado no te sirve para aprender nada nuevo y el futuro no te sirve para planificar, vuelve al momento presente.

Este ejercicio es muy sencillo pero muy poderoso si te dedicas a practicarlo, en el que consigues que tú seas dueño de tu bienestar y no permites que demasiadas circunstancias externas te dominen.

Psicóloga clínica y de la salud, Cristina Fernández Martínez


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